Cuentos chinos y herejías. Capitulo 2.

CUENTOS CHINOS Y HEREJÍAS. Cap 2.

Donde florecen doctrinas y secretos.

Cuando las leyendas milenarias hacen acopio de personajes y animales mitológicos, como el señor Fu Xi, el llamado Long Ma, o la tortuga blanca celestial, la “cosa” se pone interesante porque, más allá de intentar averiguar cuánto de verdad hay en esos seres, el trasfondo puede ser una forma de darle importancia cuasi divina al origen de la información que dichas leyendas pretendan transmitir. La mejor de las esperanzas sería obtener dos gráficos para explicar las energías y dinámicas de lo celestial y lo terrenal respectivamente.

Tuvo que pasar decenas de siglos para que ya en el S. X a.C. Zhou Wen Wang (el Rey Wen de Zhou) escribiera sus explicaciones y aplicaciones y ordenara los ocho signos de una forma especial llamada Wen Wang Pa Kua, o Hou Tien Pa Kua (Pa Kua del cielo posterior). Este orden lo estableció a partir del gráfico Lo Shu, y supuestamente también reordenó el gráfico Ho Tu, transformándolo en el Fu Xi Pa Kua, o Xien Tien Pa Kua (Pa Kua del cielo anterior).

Fig. 10. Rey Wen de Zhou

Fig. 11. Pa Kua del Cielo Anterior

Fig. 12. Pa Kua del Cielo Posterior

Conviene ahora revisar esta reestructuración de los dos Pa Kua para empezar una pequeña disertación sobre qué se está tratando realmente, ya que estos dos símbolos se utilizan respectivamente en las disciplinas Feng Shui Yin para ubicar las tumbas de los difuntos de forma que aporte buena suerte a sus descendientes, y Feng Shui Yang para ubicar de forma afortunada las residencias de los vivos.

Siempre es de agradecer, a quienes se adentran en estudiar lo oculto, todo aquello que es rebelado y compartido, y el nacimiento del I Ching como compendio sapiencial ha sido y es muy relevante. Pero ya desde los inicios parece que se ha perdido algo.

Respecto al gráfico Ho Tu y su correspondiente Pa Kua del Cielo Anterior ha pasado de ser la clave de las energías y dinámicas cósmicas a poco más que una superstición acerca de la suerte que aporta el cómo se ubiquen las tumbas de los antepasados. No es menuda esta castración si se retoma el origen de la leyenda, en la que el mitológico Fu Xi idea el gráfico desde la forma del pelo del mitológico Long Ma, y se aisla sesenta y cuatro días y noches observando el cielo, los animales y toda la naturaleza a su alcance desde el elevado Hua Kua Tai. Son elementos claves, y alguno será desvelado más adelante.

Y en cuanto al gráfico Lo Shu y su correspondiente Pa Kua del Cielo Posterior mutó de ser la llave de la energía y dinámica de la Tierra a cómo ser afortunado según se ubique la residencia familiar y los espacios de trabajo. No se ha de olvidar el origen de la leyenda: surge en el descanso frente a los diversos problemas mundanos que el emperador Yu debía afrontar. Parece entonces que se perdió demasiado ya en el S. X a.C. a cambio de crear una sólida doctrina.

Se puede observar que cuando un sistema de sabiduría se mantiene por los siglos pueden desarrollarse dos vías –oráculo y doctrina- que, si bien ayudan a su perpetuación, son claramente no deseables. Con objeto de que éste no sea un único ejemplo y ver si cumple también, se puede añadir la tradición del Tarot de la cultura mediterránea.

Ya se hace notar que la primera de esas vías es su uso como herramienta adivinatoria, mermando las personas a su dependencia respecto a la cartomancia y del I Ching para tomar sus propias decisiones.

La segunda vía es casi peor que la primera pues, a la vez que imparte conocimiento (a lo largo de la historia quizás se puedan contabilizar por millones las personas que dedicaron su vida al estudio del I Ching y la Cábala), también prevalece la autoridad de quienes se dicen ser los únicos dignos de interpretar la información original.

Imaginen por un momento que alguno de esos sistemas de sabiduría contuviera algún fallo o trampa, transmitido a tantísimos discípulos durante siglos. Estos alumnos devotos habrían sido adoctrinados de forma que perpetúen el conocimiento junto con su trampa o fallo. Su condición disciplinada y hasta devota no les permite cuestionarlo todo, comprobarlo todo desde su propia vivencia.

Lamentablemente estos sistemas han utilizado el sometimiento de millones de personas para perdurar: esclavos de sí mismos incapaces de tomar decisiones sin consultar los oráculos, y esclavos adoctrinados incapaces de pensar por su cuenta, lo que sería tildado de herejía.

Sin embargo, estas formas de sometimiento encierran una enseñanza. Son en realidad pruebas que ha de superar cada persona en su propia evolución. La vía oracular ha de dejar de ser un sistema de sometimiento al destino. Tradicionalmente el consultante llega al oráculo con una predisposición al degollamiento mental y emocional, propio de la creencia limitante de ser víctima del determinismo. En esa creencia es muy probable que se cumpla la “profecía” porque de hecho será una profecía auto-cumplida. Esta creencia da poca cabida o ninguna al diálogo que el sistema oracular puede ofrecer al consultante con el inconsciente. Esta forma de diálogo amplía sus fuentes de información ante determinada situación y le da la oportunidad de elegir libremente. Así el sistema deja de ser oracular para ser un sistema evolutivo.

Por otra parte el devoto estudiante de la doctrina tiende a memorizar los macro-conceptos o arquetipos establecidos y sus relaciones sin cuestionarlos desde su raíz. Estudia rutinariamente cual autómata, o bajo el miedo y sumisión a la escuela u orden a la que pertenece. Bien es sabido lo que les pasa a los herejes. Sin embargo un estudiante rebelde, una oveja negra o descarriada, puede utilizar su aprendizaje como base, cuestionarlo, encontrar fisuras y reformularlo de forma que se acerque más al núcleo, a lo ocultado por los poderosos desde milenios. Es capaz de transformar la doctrina en conocimiento, el plomo en oro. Pero eso es peligroso y sólo puede salvarle la regla del mago: “saber, querer, osar, callar”. Claro, que hasta esta misma regla tiene sus secretos.

Mas no hay secretos eternos.

Y con este pensamiento prohibido se puede empezar la construcción de una singular herejía que parte de cuestionar la posible castración de los gráficos Ho Tu y Lo Shu a través de la traducción a los Pa Kua y el ocultismo de la doctrina Feng Shui.

Respecto a la traducción a los Pa Kua se han de aclarar al menos cuatro pequeñas fisuras que normalmente pasan desapercibidas.

La primera de ellas es que, contemplando el gráfico Lo Shu, se puede construir fácilmente un octógono que encaje con cada una de las inscripciones. Esto hace fiable la disposición del Pa Kua del Cielo Posterior. Sin embargo no ocurre lo mismo para el gráfico Ho Tu; su disposición nada tiene que ver con un octógono y por lo tanto el Pa Kua del Cielo Anterior resulta menos fiable.

Fig. 13. Gráfico Lo Shu y cuadrado mágico de orden 3.

La segunda es que además al Pa Kua del Cielo Anterior lo degradan a “cosas de muertos”, quedando su uso reducido a los cementerios. Una forma inteligente de ocultar es despreciar o degradar, además de utilizar el miedo. Los desequilibrios mentales que proporcionan la ignorancia y el miedo son una combinación muy eficaz para crear y creer en supersticiones.

La tercera es que… ¡les faltaron signos! Ambos gráficos originales contienen nueve signos mientras que los trigramas son sólo ocho. La ubicación del símbolo Yin-Yang en el centro fue una forma, seguramente muy certera, de suplir el símbolo del centro, que debía ser importante porque era coincidente tanto en el gráfico Ho Tu como en el Lo Shu. Así que se sustituyeron los nueve símbolos de Ho Tu y Lo Shu por otros nueve de la misma categoría, sino por ocho de la misma clase más uno totalmente diferente y más complejo.

La cuarta consiste en el posible interés en que se perdieran, en ambos gráficos originales, los significados que pudiera tener cada disposición de cada inscripción al quedar traducidas a trigramas. Este último, que parece sutil, es en realidad muy relevante, como se verá posteriormente.

La obviedad respecto al hermetismo del San Yuan Feng Shui de que “salvo lo que ya se sabe, nada se sabe” es necesario recordarla, porque sí se dejó escapar algo que ya es conocido y hasta ha sido publicado en nuestra época tanto en novela como en el cine.

Así el escritor cartagenero Arturo Pérez-Reverte, en su novela “El Club Dumas”, crea dos tramas y fija una de ellas en la búsqueda del poder terrenal a través del encuentro con el mismísimo Diablo. En esta trama esotérica de la novela se centra el film “La Novena Puerta”, que apunta a nueve grabados colocados sobre un símbolo diabólico para obtener el poder sobre este mundo. Sin embargo no es hasta el final de ambas obras que se desvela el símbolo maldito, con la perplejidad que no es sino el archiconocido por la ciencia matemática como “cuadrado mágico de orden tres”.

El concepto matemático de cuadrado mágico es sencillo: “Se entiende por cuadrado mágico de orden n aquella matriz de orden n que contiene diferentes números enteros positivos tales que la suma de los n números en cualquier línea horizontal, vertical o diagonal principal es siempre la misma constante M, a la que se denomina constante mágica”.

Lo curioso es que sólo es posible un único cuadrado mágico cuando el orden n es igual a tres, es decir, construyendo una matriz de orden tres, y su constante mágica no puede ser otra que el número quince. Es momento de observar de nuevo el gráfico Lo Shu para identificar que es también el cuadrado mágico de orden 3 filtrando el gráfico desde el punto de vista matemático.

Se cree que en occidente este cuadrado mágico aparece por primera vez en el año 130 d.C. en los trabajos de un astrónomo griego llamado Teón de Smyrna. Existen más cuadrados mágicos con órdenes superiores (n igual a 4, 5, … en adelante), y alrededor del 1.300 d.C., los cuadrados mágicos eran ya conocidos por toda Europa.

Los cuadrados mágicos han sido utilizados por astrólogos y médicos medievales para predecir el futuro, curar enfermedades y como amuletos para prevenir plagas y maleficios; inclusive en algunas cortes europeas los platos para comer lo llevaban inscrito para prevenir a los comensales de posibles envenenamientos. De nuevo también en occidente la combinación de miedo e ignorancia crea la superstición.